Aún son muchos los que analizan los requisitos de un pienso en base al triplete P/G/F (Proteína, Grasa y Fibra). Esto es un error enorme que nos devuelve a piensos mal formulados e inadecuados para la salud de nuestra mascota. En la tienda comento a veces a mis clientes que, si tenemos una picadora y metemos unas botas de piel, unos restos de poda y el aceite del cambio en la última revisión del coche, obtendremos unos valores elevados de esos tres parámetros, pero, ¿eso nos serviría para poder decir que es una alimentación sana para nuestros compañeros? Obviamente no. ¿Dónde está el factor diferenciador? En las materias primas utilizadas y el proceso de elaboración de los distintos productos.

No digo que caigamos en la obsesión, cada vez más habitual, de escudriñar cada uno de los elementos que componen un producto, porque debemos analizarlo en su conjunto (esto es lo que ha dado en llamarse holístico), sino que tengamos en cuenta con qué se fabrica su alimento y de qué manera se hace.

Debemos buscar una nutrición equilibrada y sana, acorde a las necesidades. Hay ocasiones en las que nos encontramos con perros que acuden buscando un alimento sin pollo porque son alérgicos al pollo. Al intentar analizar el caso, observamos que no hay ningún análisis contrastado que refiera tal conclusión. Simplemente se ha llegado a ella porque tomó un pienso que llevaba pollo y presentó una reacción adversa. En estos casos no es el pollo sino determinados componentes de ese ave lo que no ha podido procesar su cuerpo. Este es un problema de la ambigüedad del etiquetado. Lo cierto es que si no analizamos todos estos factores tal vez no estemos alimentando correctamente a nuestro perro o gato.

En este blog iremos abordando muchos aspectos de la vida y la convivencia con nuestros michis y perretes, pero prestaremos especial atención al tema de alimentación para que todos podamos tomar decisiones más libres e informadas sobre su alimentación.

No olvidemos que al igual que nosotros, somos lo que comemos.